20070316

die achtziger Jahre 2

Nineteen Hundred and Eighty-five
Paul McCartney & Wings,
Band On The Run,
1973

On no one left alive in 1985, will ever do
She may be right
She may be fine
She may get love but she won't get mine
'Cos I got you
Oh I oh I
Well I just can't enough of that sweet stuff
My little lady gets behind


On my mama said the time would come when I would find myself in
Love with you
I didn't think
I never dreamed
That I would be around to see it all come true
Woh I oh I
Well I just can't get enough of that sweet stuff
My little lady gets behind.

die achtziger Jahre 1

1984
George Orwell, 1948

Behind Winston's back the voice from the telescreen was still babbling away about pig-iron and the overfulfilment of the Ninth Three-Year Plan. The telescreen received and transmitted simultaneously. Any sound that Winston made, above the level of a very low whisper, would be picked up by it, moreover, so long as he remained within the field of vision which the metal plaque commanded, he could be seen as well as heard. There was of course no way of knowing whether you were being watched at any given moment. How often, or on what system, the Thought Police plugged in on any individual wire was guesswork. It was even conceivable that they watched everybody all the time. But at any rate they could plug in your wire whenever they wanted to. You had to live — did live, from habit that became instinct — in the assumption that every sound you made was overheard, and, except in darkness, every movement scrutinized.



A la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaban a uno en un momento dado. Lo único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaran a todos a la vez. Pero, desde luego, podían intervenir su línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir -y en esto el hábito se convertía en un instinto- con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados.


The face gazed up at him, heavy, calm, protecting: but what kind of smile was hidden beneath the dark moustache? Like a leaden knell the words came back at him:

WAR IS PEACE
FREEDOM IS SLAVERY
IGNORANCE IS STRENGTH


Pero, ¿qué clase de sonrisa se escondía bajo el oscuro bigote? Las palabras de las consignas martilleaban el cerebro de Winston:

LA GUERRA ES PAZ
LA LIIBERTAD ES ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES FUERZA

20070311

historia lírica de nwl (sin número)

El clis de sol
Manuel González Magón, Costa Rica 1866-1936
¿1896?


No es cuento, es una historia que sale de mi pluma como ha ido brotando de los labios de ñor Cornelio Cacheda, que es un buen amigo de tantos como tengo por esos campos de Dios. Me la refirió hará cinco meses, y tanto me sorprendió la maravilla el no comunicarla para que los sabios y los observadores estudien el caso con el detenimiento que se merece.

Podría tal vez entrar en un análisis serio del asunto, pero me reservo para cuando haya oído las opiniones de mis lectores. Va, pues, monda y lironda, la consabida maravilla.
Ñor Cornelio vino a verme y trajo consigo un par de niñas de dos años y medio de edad, como nacidas de una sola "camada" como él dice, llamadas María de los Dolores y María del Pilar, ambas rubias como una espiga, blancas y rosadas como durazno maduro y lindas como si fueran "imágenes", según la expresión de ñor Cornelio.

Contrastaban la belleza infantil de las gemelas con la sincera incorrección de los rasgos fisionómicos de ñor Cornelio, feo si los hay, moreno subido y tosco hasta lo sucio de las uñas y lo rajado de los talones. Naturalmente se me ocurrió en el acto preguntarle por el progenitor feliz de aquel par de boquirrubias. El viejo se chilló de orgullo, retorció la jetaza de pejibaye rayado, se limpió las babas con el revés de la peluda mano y contestó:

-¡Pos yo soy el tata, más que sea feo el decilo! No se parecen a yo, pero es que la mama no es tan pior, y pal gran poder de mi Dios no hay nada imposible.

-Pero dígame, ñor Cornelio, ¿su mujer es rubia, o alguno de los abuelos era así como las chiquitas?

-No, señor; en toda la familia no ha habido ninguno gato ni canelo; todos hemos sido acholaos.

-Y entonces, ¿cómo se explica usted que las niñas hayan nacido con ese pelo y esos colores?
El viejo soltó una estrepitosa carcajada, se enjarró y me lanzó una mirada de soberano desdén.

-¿De qué se ríe, ñor Cornelio?

-¿Pos no había de rirme, don Magón, cuando veo que un probe inorante como yo, un campiruso pion, sabe más que un hombre como usté que todos dicen qu'es tan sabido, tan leído y que hasta hace leyes onde el Presidente con los menistros?

-A ver, explíqueme eso.

-Hora verá lo que jue.

Ñor Cornelio sacó de las alforjas un buen pedazo de sobado, dio un trozo a cada chiquilla, arrimó un taburete, en el que se dejó caer satisfecho de su próximo triunfo, se sonó estrepitosamente las narices, tapando cada una de las ventanas con el índice respectivo, restregó con la planta de la pataza derecha limpiando el piso, se enjugó con el revés de la chaqueta y principió su explicación en estos términos:

-Usté sabe que hora en marzo hizo tres años que hubo un clis de sol en que se oscureció el sol en todo el medio; bueno, pues, como unos veinte días antes Lina, mi mujer, salió habelitada de esas chiquillas. Dende ese entonces le cogió un desasosiego tan grande que aquello era cajeta: no había cómo atajala, se salía de la casa de día y de noche, siempre ispiando pal cielo; se iba al solar, a la quebrada, al charralillo del cerco, y siempre con aquel capricho y aquel mal que no había descanso ni más remedio que dejala a gusto. Ella había sido siempre muy antojada en todos los partos. Vea, cuando nació el mayor jue lo mesmo; con que una noche me dispertó tarde de la noche y m'hizo ir a buscarle cojoyos de cirgüelo macho. Pior era que juera a nacer la criatura con la boca abierta. Le truje los cojoyos; endespués otros antojos, pero nunca la llegué a ver tan desasosegada como con estas chiquitas. Pos hora verá, como l'iba diciendo, le cogió por ver pal cielo día y noche, y el día del clis de sol, qu'estaba yo en la montaña apiando un palo pa un eleje, es qu'estuvo ispiando el sol en el breñalillo del cerco dende buena mañana.

Pa no cansalo con el cuento, así siguió hasta que nacieron las muchachitas estas. No le niego que a yo se m'hizo cuesta arriba el velas tan canelas y tan gatas, pero dende entonces parece que hubieran traído la bendición de Dios. La mestra me las quiere y les cuece la ropa, el Político les da sus cincos, el Cura me las pide pa paralas con naguas de puros linoses y antejuelas en el altar pal Corpus y, pa los días de la Semana Santa, las sacan en la procesión arrimadas al Nazareno y al Santo Sepulcro; pa la Nochebuena las mudan con muy bonitos vestidos y las ponen en el portal junto a las Tres Divinas. Y todos los costos son de bolsa de los mantenedores, y siempre les dan su medio escudo, gu bien su papel de a peso gu otra buena regalía. ¡Bendito sea mi Dios que las jue a sacar pa su servicio de un tata tan feo como yo...! Lina hasta que está culeca con sus chiquillas, y dionde que aguanta que no se las alabancén. Ya ha tenido sus buenos pleitos con curtidas del vecindario por las malvadas gatas.

Interrumpí a ñor Cornelio temeroso de que el panegírico no tuviera fin, y lo hice volver al carril abandonado.

-Bien, ¿pero idiái?

-¿Idiái qué? ¿Pos no ve que jue por haber ispiao la mama el clis de sol por lo que son canelas? ¿Usté no sabía eso?

-No lo sabía, y me sorprende que usted lo hubiera adivinado sin tener ninguna instrucción.

-Pa qué engañalo, don Magón. Yo no juí el que adevinó el busiles. ¿Usté conoce a un mestro italiano que hizo la torre de la iglesia de la villa: un hombre gato, pelo colorao, muy blanco y muy macizo que come en casa dende hace cuatro años?

-No, ñor Cornelio.

-Pos él jue el que m'explicó la cosa del clis de sol.

20070305

pensamiento socrático

lo único más flaite, q se me ocurre a mí, q ir a un concierto de daddy yankee es... culiar en un concierto de daddy yankee.

amén.

20070301

yesterday


Yesterday

Lennon & McCartney, 1965

Yesterday, all my troubles seemed so far away
Now it looks as though they're here to stay
Oh, I believe in yesterday

Suddenly, I'm not half the man I used to be
There's a shadow hanging over me
Oh, yesterday came suddenly

{Refrain} Why she had to go
I don't know she wouldn't say
I said something wrong,
now I long for yesterday

Yesterday, love was such an easy game to play
Now I need a place to hide away
Oh, I believe in yesterday

{Refrain}

Yesterday, love was such an easy game to play
Now I need a place to hide away
Oh, I believe in yesterday

Mm mm mm mm mm